Reseña de Insolación de Emilia Pardo Bazán

1 julio, 2024
1 julio, 2024 Rosa Huertas

Mes de los clásicos: Insolación

Sinopsis

Insolación cuenta las tribulaciones de Asís Taboada, una joven y acaudalada viuda, que conoce a Diego, un atractivo gaditano con el que, contra las convenciones de su época y entorno, decide salir el día de San Isidro. El libro describe con primor y altas dosis de humor el escarceo que acaba en borrachera mortal, resacón y… quien lo quiera saber habrá de leer el libro.

Opinión

Si aún no se han acercado a la obra de Emilia Pardo Bazán, si creen que Los pazos de Ulloa es un novelón demasiado extrenso y quieren saber cómo escribía la condesa más interesante que ha dado la literatura española, Insolación es la obra ideal. Es un canto a la sensualidad y la libertad de las mujeres, en una novela soberbia, fresca y amena, que no deja indiferente.

La novela se publicó en 1889, aunque la escribió un par de años antes. Se la dedicó a José Lázaro Galdiano «en prenda de amistad», con quien, según contaban las malas lenguas, tuvo una aventura amorosa que desató los celos del mismísimo Benito Pérez Galdós. Ciertos críticos señalaron que en esa obra se estaba descubriendo ella misma como la amante del empresario y coleccionista de arte. Hacía tiempo que la escritora se había separado de su marido y se hablaba de sus amoríos con demasiada frecuencia en los mentideros.

Insolación comienza describiendo el despertar de la protagonista que sufre una evidente resaca, no una insolación como pretende hacer creer a la criada. Esa jaqueca, esa boca pastosa y la cama que se mueve como si fuese una hamaca son síntomas evidentes de que la señora se pasó con el alcohol (quizá con algo más). Pero cuando su mente se acalara, recuerda los hechos del día anterior y le asaltan las preguntas, las dudas morales y todos los prejuicios que la constriñen en esa sociedad pacata. ¿Habrá bebido demasiado de la botella y de la vida? Se pregunta.

La lectura de Insolación resulta divertida y, a la vez, ilustrativa de una sociedad cínica que la condesa conocía bien, pues doña Emilia fue blanco de burlas y desprecios por salirse de la norma a pesar de su posición social (o precisamente por ello). Impactan la modernidad y la fuerza de ciertos personajes, la ironía que destila el libro, la capacidad descriptiva de tipos y costumbres, la visión certera de la realidad. Alterna el narrador omnisciente con el monólogo interior de la protagonista y así profundiza en su dilema moral.

Las burlas y los desprecios que recibió la novela fueron de corte sexista: se juzgó la moral de la protagonista y molestó a los retrógrados (casi todos los escritores y críticos varones, como Pereda y Clarín) que Asís Taboada no terminase, como siempre sucedía en los relatos en los que una mujer hacía su santa voluntad: padeciendo un final trágico, una muerte violenta o una terrible decepción. Se creó una gran polémica por la obvia sexualidad de la heroína.

La novela, que en el siglo XXI sería para todos los públicos, en su época fue tachada de pornográfica porque hablaba del deseo de la portagonista. Habla del placer con la delicadeza propia de una condesa, pues el proceso de satisfacción de la joven es creciente. Al principio está llena de angustia al reconocer su fascinación por el canalla y guapo seductor pero, al final, está satisfecha. «¡Sentía un abatimiento grande, agujetas, cansancio, y al mismo tiempo una excitación, unas ganas de echar a andar, de huir de si misma, de no verse ni oírse!».

Asis Taboada da rienda suelta a sus ansias de libertad y desafía al destino, en pleno siglo XIX. Se cuestionan muchas de las ideas que hasta ese momento se consideraban inamovibles, como la posibilidad de disfrutar de la libertad y del propio cuerpo. Y, de paso, la autora consigue que el lector (o mejor si era la lectora) también se lo cuestione.

La obra nos traslada también a ambientes costumbristas, a las posadas de los arrabales, a las fiestas populares, a la realidad de un tiempo donde las clases sociales vivían alejadas y, a la vez, se mezclaban en los festejos más variados.

Leemos los pensamientos desbordados de la protagonista, sus dudas y sus deseos más profundos. La autora le ha dado a Asís las armas de la emancipación: la capacidad de tomar sus propias decisiones, de apostar por su autonomía, de hacer oídos sordos al gentío y a sus apreciaciones, la inteligencia y la audacia para seguir la senda de su deseo y la madurez para elegir y equivocarse. Aunque su imagen de mujer buena y pura, respetada, se fuese al garete. Aunque la pensasen o la llamasen «puta».

Incluso el matrimonio no es el fin, no es lo que ansía Asís ni lo que desea tras la superación del duelo de su marido fallecido, sino que el enlace supone aquí casi un sacrificio para que la farsante sociedad se calle y los amantes puedan entregarse a lo que verdaderamente anhelan: el placer físico.

Doña Emilia va mucho más allá, sabe que en la realidad, por pura experiencia, abundan los cínicos, aquellos que aseguran defender los derechos de las mujeres, la igualdad con los hombres, pero solo de cara a la galería.

El personaje de Gabriel Pardo representa a estos hombres metirosos, es un presunto buen amigo de Asís. Se trata del típico colega del que no está claro si quiere algo más con la protagonista. Se las da de nihilista, de pícaro con ideas progresistas, de “hombre feminista”. La protagonista le confiesa lo que siente por Pacheco y él la anima diciéndole que es injusto que haya un doble rasero a la hora de medir los comportamientos del hombre y los de la mujer. Si embargo, sus pensamientos son tan machistas como los de los demás: «Me ha engañado la viuda… Yo que la creía una señora impecable (…) En fin, cosas que suceden en la vida: chascos que uno se lleva. Cuando pienso que a veces se me pasaba por la cabeza decirle algo formal…».

En su época fue una novela escandalosa. El tema se consideraba escabroso y en ella se trataban asuntos como el de la distinta moral sexual para hombres y mujeres. A pesar de los improperios de algunos de sus contemporáneos, la crítica ha destacado lo que ya en su tiempo algunos entrevieron: el magnífico estudio psicológico del personaje femenino y la calidad literaria de la obra. Representa un momento clave de fecundidad y de cambio en la historia de nuestra literatura. Insolación es una novela que no ha envejecido y que nos muestra el talento de una mujer de bandera como Emilia Pardo Bazán.

Autora

Emilia Pardo Bazán (1851-1921) fue una de las grandes escritoras e intelectuales europeas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Hija de los condes de Pardo Bazán, recibió desde niña formación humanística en historia, filosofía, literatura e idiomas y a una edad temprana escribió ya sus primeras obras.
Se la describe a menudo como una mujer que amaba la literatura, los viajes y los idiomas.

Su obra maestra, Los pazos de Ulloa (1886), retrata la decadencia del mundo rural gallego. Después publica La madre naturaleza (1887), Insolación (1889) y Morriña (1889), estas últimas ambientadas en Madrid y encuadradas dentro del realismo. Además de ensayos, poemas y más de cuarenta novelas, escribió numerosos cuentos que agruparía en varias colecciones. Destaca también por su lucha incansable por la emancipación de la mujer. Se autodefinió como feminista y protagonizó conferencias y discursos en un tono adelantado para su época.

Ficha técnica

Título: Insolación

Autora: Emilia Pardo Bazán

Año de publicación: 1889

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